lunes, 23 de diciembre de 2019

MONICA Y LEO SON DOS ENAMORADOS

MONICA Y LEO AHORA SON DOS ENAMORADOS

A Mónica le encanta tener novio. No puede evitar caer enamorada de todos los chicos con los que ha salido. Cuando hay ruptura la convierte en un melodrama: en plan, “que triste me siento”. Semanas enteras decorando el suelo de su habitación con los miles de pañuelos empapados de sus lágrimas.

Leo por el contrario eso de tener novia se lo toma de otra manera. Si la relación no funciona, a otra cosa mariposa, que la vida está para disfrutarla y no perder el tiempo con tanto drama.

Ven el mundo de una manera diferente. A una le gustan las películas románticas con final feliz y al otro, el cine de autor de lo más intelectual.

Mónica es escritora. ¿Qué género? Romántico; cuanto más rosa sea la historia, mejor. Le encanta fantasear con los personajes y envolverlos en ambientes teñidos de pétalos de flores y con escenas tan picantes que no puede evitar ruborizarse.

Leo en cambio le encanta todo lo que tenga que ver con la tecnología. Ahora le empieza a fascinar la realidad aumentada, experimentar con la inteligencia artificial. Su trabajo de crear mundos virtuales, realmente le apasiona.

Se conocieron en la cola de un cine. Comenzaron a charlar y flirtear, para acabar pasando de la película y dándose mimitos en casa de Leo. Con el tiempo, los encuentros esporádicos se convirtieron en una relación seria: compartiendo piso y sobretodo cama, mucha cama. Las diferencias que a priori parecía que tenían, se fueron desvaneciendo, porque sexualmente eran más que compatibles. Sus cuerpos disfrutaban de un sexo apasionado y lleno de imaginación, experimentaban nuevas sensaciones hasta convertirlo en un arte. Leo siempre tenía ideas descabelladas que Mónica no dudaba en poner en práctica.

Durante los primeros años, pese alguna pelea que otra, parecía que la relación estaba consolidada.

-       ¡Narrador, para! ¡Que esta parte voy a contarla yo!

Nuestra relación era maravillosa en la cama, pero fuera de ella se estaba volviendo de lo más aburrida. Tanta pasión se tenía que acabar enfriando. Pero no me imaginaba que tuviera ese final.

Darte cuenta que tu pareja ya no te mira de la misma manera. Que comienza con no apetecerle que tengamos sexo tan a menudo y que cuando lo hacemos, va directo al grano sin los preliminares, con lo que me gustan. Entonces comienzas a pensar que hay otra persona. Comienzas a buscar, desesperada, a la amante. Te conviertes en una detective en busca de las pruebas del delito. Pero no encuentras nada. Sigues buscando, revisando sus mensajes en el móvil, incluso te vuelves paranoica siguiéndole por la calle.Te conviertes en su sombra,si hace falta.Cuando te cansas,decides hablar  con él de lo que está pasando y te responde que no hay nadie más y le crees, porque las siguientes semanas no dejas de tener sexo salvaje como antes.

Una tarde vuelves y te encuentras a tu novio teniendo sexo con un robot. Habla y todo, el chisme. Y le dice que sea un chico malo. No puedo creer lo que están viendo mis ojos ¿Cómo es posible que tenga sexo con una máquina? Y encima Leo me dice -Hola cariño - como si no pasara nada. Después, viene la bronca.

El mundo se me cae a los pies. Sobretodo cuando le hago la pregunta:
-¿El robot o yo?

Y se queda con el ser mecánico. Lo suelta sin más. Tan seguro estaba que no dude en decirle que nuestra relación se había terminado. 

Hasta aquí la historia.

Ella lloró unas semanas, pero encontró un nuevo amor y un nuevo libro que publicar. Mientras, Leo siguió “dale, que te pego” con su robot, que acabó por quemarle los circuitos con tanto meneo.

Ya se ha comprado uno nuevo en Amazon. 

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