Desde hacía tiempo que no disfrutaba tanto viendo una película. Es de aquellas historias que no se puede revelar nada. Mentalmente es una experiencia única. Te hace estar alerta en cada instante y permaneces enganchado a la pantalla.
A mí me ha fascinado las referencias que he ido encontrando. Visualmente me transportaba a otras películas. Era un momento mágico poder contemplar unas secuencias tan bien montadas. Una fotografía y escenografía maravillosa. Unos actores en estado de gracia que te ofrecen personajes memorables. Los que esperen ver una película convencional se decepcionaran. Los espectadores que quieran estímulos y ganas de ser retado les encantará.
Los que disfrutan de obras como de David Lynch, ese aire perturbador que siempre ofrecía. Jugando con la mente del espectador. La dualidad y la razón. Sin saber que es realidad y que es locura. Nombrar en el filme “El hombre elefante” no es una casualidad.
El aire Hitchcock que se transmite, esa simbología del maestro inglés, ver una especie de Eva Marie Saint o Kim Novak. Películas como “Con la muerte en los Talones” y “ Vértigo” que juegan con los personajes. Sobre todo en vértigo donde James Steward es engañado y preso de su obsesión por una mujer rubia. Como en los reglones que tan bien interpreta Bárbara Lennie, que sabe darle los matices necesarios para crearte esas dudas razonables, ¿La crees o no?
Y sin olvidarnos de “ Repulsión” de Polanski que hay una escena que me la recordó muchísimo. Una película ,que también tiene como centro de la historia una mujer inestable su entorno se transforma creando grietas en paredes o que siente acosada que no la dejen vivir en paz
Muchos dirán que es una especie “Alguien voló sobre el nido del Cuco” a mí me recordaba más a Tod Browning y su parada de los monstruos. Lo mejor de todo que pese al aire de cine clásico que se respira en la dirección de Oriol Paulo ofrece su propio estilo. Lo que mejor funciona son los giros de guion. Bien medidos y en su sitio. Todo tiene sentido en la película, y su ritmo. Un montaje de aquellos que disfruto muchísimo.
Quizá no sea una obra maestra pero cerca está. Es un tipo de cine que echaba de menos. Todo tan bien cuidado. Sales del cine emocionado y con ganas de volver a verla para seguir descubriendo detalles que se te han podido escapar.
Algo que experimenté en su día con Memento de Nolan. Que también da la casualidad que el personaje principal tiene que aceptar su propia verdad.
Filmes como los mencionados en la crítica. Rompecabezas llenos de montañas rusas, de emociones. La salud mental en una palabra. La mente es muy poderosa. Los miedos convertidos en obsesiones. Poder transformar la realidad y montarnos nuestra propia película.
Gracias a Oriol Paulo por la experiencia cinematográfica tan enriquecedora para el espectador. Sin duda una de las mejoras películas del año.
SANDRA BARRACHINA
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