miércoles, 23 de agosto de 2017

PASA DEL MÓVIL Y DAME UN ABRACITO



Una tarde como cualquiera en una cafetería en cualquier parte del mundo.  Nos encontramos una madre y un bebe con muchas ganas de que le den un abracito.

Mientras encuentran un lugar donde poner sus posaderas y hacer un pedido a la camarera, vemos como en los oídos de la madre están adornados no con unos preciosos pendientes, sino con unos luminosos auriculares de color blanco. Tan luminosos que hasta servirían para iluminarte en la oscuridad.

La madre no está escuchando música sino manteniendo una conversación  telefónica de lo más entretenida. Con su manos libres.

La cuestión es que ante mis ojos veía como el pobre niño, que además se encontraba atado en su carrito  último modelo, solo quería un poco de atención. Mientras el niño comenzaba a quejarse, ella  miraba más la calle y poniendo toda su atención a su llamada telefónica.

El niño comenzaba a impacientarse, más aún cuando veía que el zumo que había pedido su madre  no era para él. Estaba hipnotizada por la llamada.  Iba engullendo el zumo con la cara del niño que era un cuadro.

La situación se fue desmadrando. El niño agotado comenzaba  a hacer ruidos, que parecía que dijera mama mama. Pero , no le servían de nada.

De  repente, el niño gira la cabeza y me mira a mí, yo le dedicó una sonrisa, y por lo bajo le digo.

– ¿Verdad, que no te hace caso?

-¿Pero, que niño más guapo?

Respuesta del niño, una sonrisa bien grande me dedica  Que rico.

La madre sigue engullendo y bebiéndose el zumo mientras sigue parloteando con el desconocido en el otro lado de la línea telefónica. Cuando parece que para. Lo dedica para mirar al móvil y mirar mensajes.

El niño, está desesperado buscando atención, solo hubiera faltado señales de humo. Solo quería que lo cogieran. A mí se me encogía el corazón cuando le vi levantando sus pequeños bracitos apuntado a la madre, sin obtener respuesta alguna.

Tras balbucear y desesperarse por fin la madre comienza a hacerle caso. Después de un buen rato. Lo libera del carro, pero eso si , con el móvil en la mano y continuando con la conversación con quien realmente merece su atención.

Lo coge en brazos le da dos besitos y lo vuelve a poner en el carro. Para continuar su llamada en modo caminata por la ciudad.

De verdad como puede pasar de ese angelito, que era un trozo de pan. Que solo quería un poco de atención de su madre. Que además de no darle su cariño , solo estaba allí para hablar por el móvil y beberse un zumo de piña.  Sin darle nada a la criatura.

Si hasta a mí me han entrado ganas de levantarme y darle un abrazo.  Si hasta los teletubies eran más cariñosos que ella.  

Para rematar la tarde y pensar que la humanidad se ha vuelto idiota. Me veo plantados en forma de círculo unas 10 personas, todas mirando embobados sus móviles en una acera.

No he podido aguantarme y les he gritado


-¡Zombis, que sois unos Zombis!

©Sandra Barrachina

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